Contrastaciones entre la historia oral - memoria colectiva y la documental.

  • Contrastaciones entre la historia oral - memoria colectiva y la documental.


  • La versión oral que aun conservan nuestros abuelos sobre su pasado como pueblos, es muy importante cuando pretendemos escribir “nuestra propia historia”, desde nuestra proyección del mundo y de las cosas del universo. Entonces tenemos que hablar de historias particulares, pues de otra manera la historia macro – universal, diluye nuestra presencia como especificidades culturales, sociales, etc.

    Entonces tenemos como ejercicio, o pretexto la extracción de la sal de la tierra o sal mineral que trasciende distintos momentos de la vida de San Juan Guelavía, un pueblo ubicado en el Valle de Tlacolula en el Estado de Oaxaca.
    Así la fuente oral del conocimiento histórico, sumamente rica todavía, la contrastamos o complementamos con los documentos, en este caso son las Relaciones Geográficas de 1570 y tres documentos encontrados en el archivo municipal.

    Efectivamente la relación de la gente con la extracción de sal de la tierra, data desde los tiempos prehispánicos, en las Relaciones Geográficas reiterativamente se mencionan como fuente de sal, terrenos al sur de Teotitlán del Valle, en los de Macuilxóchitl y Tlacolula, pues es San Juan Guelavía quien se encuentra en estas inmediaciones, todavía hacia mediados del siglo pasado, se podían encontrar mogotes de hasta 6 metros de altura en un total de 40 de ellos distribuidos dentro de la población, producto de los residuos de tierra que se acumularon, una ves extraída la sal de ella; probablemente este pueblo se fundo aquí como una necesidad de asegurar estas fuentes de sal, pues esta rodeada al norte por suelos cenagosos y tierra húmeda; que es el agua que hace subir la sal por capilaridad.
    Sin embargo, los paisanos dicen que es una serpiente del suelo quien hace florecer la espuma de la sal sobre el suelo y que quienes la encuentran, encuentran la riqueza, pues es fuente inagotable de sal, esta es otra vez la reiterada idea sobre quetzalcoatl que aparece de manera constante en la configuración cosmogónica mesoamericana.

    Sin embargo nos vamos a conformar con la apreciación del mas extenso de los documentos y que no es tan lejano pues esta fechado en 1816 – 1817.

    Es en este orden de ideas, las derivaciones y conjeturas que se infieren a partir de la versión oral como de los escritos, las siguientes líneas posibles de avisoramiento.

    Que la sal mineral se usó, no sólo como condimento de la comida, sino para la conservación de la carne, para el curtido de pieles, para estimular al ganado en su engorda y crecimiento, para la panadería, etc.

    A partir de la información que se aporta como ya dijimos en las dos vías; nos damos cuenta que el manejo de las salineras estaba en manos de autoridades comunales, es decir gente del pueblo nombradas por vía comunal, autoridades nombradas por el común, quienes anualmente presentaban una información sucinta de sus movimientos de tipo económico. Estas autoridades tenían como encabezado a un alcalde, dos regidores y un escribano, dentro de la figura jurídica – administrativa conocida como la República, institución establecida desde la colonia y que manejaban los destinos de los pueblos Indios, por eso era llamada República de Indios. Lo que sorprende es que esta institución aún se manejara como vigente hacia 1817, cuando la revolución de independencia estaba aún en pie en todo el país. El cargo a que hacemos referencia tenia la duración de un año y prácticamente era rotativa entre los miembros del común.

    Por esto en la parte introductoria del documento dice:

    Cuentan que da Juan Antonio Martínez alcalde que fue de la República de San Juan Guelavía del año de 1815 a la República del presente año de 1816.
    Podemos inferir también que la propiedad del suelo donde se obtenía la sal mineral pertenecía al común, y que era administrada por la republica, esto por lo menos hasta 1817, y que el uso de este suelo para la obtención de sal, se daba a los vecinos de la comunidad de manera gratuita, mientras que a los pueblos vecinos como San Marcos Tlapazola, San Bartolomé Quialana, Teotitlan de Valle, Tlacochahuaya, San Juan Teitipac, San Lucas Quiaviní, el derecho de uso de dichos terrenos obligaban a pagar un “cargo”. Así mismo se pagaba el derecho a sacar, leña y madera de los montes circundantes.

    El mecanismo de aprovechamiento de las salinas es que cuando algún vecino de alguna comunidad cercana tenia un “compromiso” o “gasto”, familiar o comunitario y no se deseaba comprar sal en el mercado por su alto costo, lo que hacia era alquilar un lote de suelo salitroso, y efectuaba la extracción por decantación, con mano de obra familiar, o bien cuando decidían dedicarse a la venta de sal.

Por esto dice el documento;

“Cargo de las salinas del año de 1815”.

El Señor Don José de San Marcos pagó diez pesos.
Francisco Martínez de San Marcos pagó cinco pesos, su compadre don Isidro de la Cruz por sacar espinos dos pesos.
Francisco García de Tlacochahuaya dos pesos.
Gregorio Sánchez de San Bartolomé pagó 11 pesos, y así continua la relación.

La aplicación de los productos del beneficio de la sal, tanto de los terrenos que se alquilaban y administraban por el común, como aquellos que se colectaban entre el pueblo, tenían un objetivo también común, que atenderá las necesidades del pueblo, en este caso son tres grandes rubros:

Reproducir la propia comunidad.

  • a) Manteniendo las salinas en su forma comunal.
    b) Manteniendo la ganadería comunal en los terrenos del común, por administración propia. Y el ganado de los SANTOS.
    c) Construcción del retablo de la Iglesia cuya advocación es San Juan Bautista, el precursor de Jesucristo, que tiene que ver con el Bautismo y el agua, por lo que su adscripción a este suelo no fue casual.
    d) Acercándose a los arreglos necesarios en el conflicto con la población de Tlacolula por cuestión de tierras.

    Del primer punto se deriva que: había tierras adscritas al pastoreo del común, tierras de los santos o sea las cofradías, de donde destacan las del santo patrón, y las del Carmen, esto incide en que el ganado de los santos era administrado por los servidores de la República, para beneficio del común y que el ganado se vendía a gente de la misma población, este mismo procedimiento ocurrió con las salinas, que eran dadas a la población de manera abierta y “gratuita”, recuperables a través de las contribuciones que aportaban pata los “gastos rituales” del Santo Patrón. A parte existían las parcelas que se trabajaban de manera familiar.

    Por otra parte tenemos que los trabajos de índole material como es retablo de la iglesia, viene a consolidar hacia el interior de alguna manera la cohesión, como lo muestran las aportaciones de la población, y es un aliciente para sostener la organización, tenemos que recordar que aquí a estas fechas 1815, la construcción de la iglesia ha terminado en la obra monumental, y el decorado se inicia con la construcción del retablo, pero esto implica un mayor gasto.
    De la misma manera adquiere importancia primordial la lucha por los linderos de la población, la terminación de los litigios por tierras que a lo largo de toda la colonia son sufridos y es Tlacolula la población con la que al final se mantiene un pleito que se logra ganar a favor de Guelavía, con resultados a veces con costo de vidas, como lo reseña muy bien la historia oral.

    Hoy la explotación y extracción de la sal mineral ha desaparecido totalmente, debido a la construcción de caminos hacia las costas y el ferrocarril, donde ahora se trae sal de mar o sal de piedras, “Sed Yiaa” como le llaman en zapoteco.
    Hoy todo lo que eran las salineras, quedaron dentro del ejido, pues previamente fueron concentradas en manos de tres grandes haciendas locales o sea no de señores españoles, sino de indios que hablaban el zapoteco igual que nosotros, y establecieron sistemas de drenaje y riego que permitieron el arrastre del suelo salitroso y se dedicaron mas a la agricultura, a la siembra del maíz, de trigo, de la alfalfa.

    Hasta hace 75 años todavía quedaban algunos salitreros que producían para sus familias. Sal de tierra.
    Las tierras comunales también a partir de la dotación ejidal desaparecieron solo 36 has. de 1600 has. se siguen considerando comunales y un puñado de comuneros pretenden aferrarse a ellas, y luchar por su ratificación como tierras comunales, como un artificio para que no sean apropiados por otro pueblo, dentro del eterno conflicto intercomunitario.
    Al desaparecer las tierras comunales también desapareció el ganado comunal de las cofradías, que ayudaban a los vecinos de la comunidad. Quedaron algunos nombres de parajes que hacen referencia a otros tiempos y otras dimensiones. Como el “corral de las vacas”, en lugar de la salina bermeja, “Slin Mëllii” lo yu sed, lugar de “tierra de sal”, quiaa salina, “salina de arriba” y nombres así que tienen los parajes.
    La República se transformo en el ayuntamiento, el municipio, el cabildo y el ejido. y lo que se llama ahora los usos y costumbres y el sistema de cargos.