• En el caso de los terrenos ejidales de un total de 224.15 Hectáreas se sostienen como terrenos de labor 108.9 hectáreas y no moderables y montuosas 95.1, esta tierra se comparte entre 200 individuos, de los cuales 180 son hombres y 20 mujeres, según datos del año 2000, llama mucho la atención que en los setentas en número de ejidatarios era mas elevado, mas de 350 elementos hoy se reduce a solo 200 sujetos, lo que habla de un proceso de concentración del suelo entre los ejidatarios, a partir de las reformas constitucionales establecidos desde cuando fue Presidente de la República Miguel de la Madrid.

    Llama también la atención que el censo contempla solamente 32 beneficiarios, cuando que en realidad la tierra fue distribuida de manera mas amplia y democrática lo cual redujo considerablemente los predios haciendo incosteable su producción, aquí aparece otra vez la crisis ecológica y la crisis del campo vía, los precios, el costo de los insumos, y la elevación del costo de la mano de obra.

    En los terrenos de alta calidad y en solares posibles de lotificación, se esta dando últimamente un proceso acelerado de apropiación privada, a través del mecanismo de asegurar su usufructo; este es un procedimiento jurídico que se esta dando sobre terrenos ejidales y se le conoce como Juicio de adjudicación Ad-perpetuam, el cual es un proceso muy costoso, pues el terreno se da a conocer a las instancias jurídicas como un “bien oculto”, que se tiene en posesión y usufructo. Este proceso de privatización se acelera con las reformas realizadas al Art.27 Constitucional.

    Esta privatización también se observa en terrenos ubicados en el pie del monte, aunque en menor escala, en ambos niveles esta provocando serios conflictos al interior de las comunidades campesinas, dividiéndolas profundamente, por un lado entre los que sostienen la comunidad y por otra los que escudándose en la “modernización” del campo, pretenden adjudicarse terrenos de manera privada.

    Otro factor que estimula un mayor fraccionamiento, es el patrón de herencia tradicional, que tiene como base la redistribución de los bienes equilibradamente a los descendientes, tanto varones como mujeres, en la búsqueda de una igualdad que garantice la armonía al interior de la Unidad Domestica Campesina.

    Durante los últimos 30 años, se han suscitado profundos cambios en el paisaje medio-ambiental del Valle de Tlacolula, Oaxaca, llamando también el valle sagrado o Baa-kaa en la lengua zapoteca. Estos cambios han afectado negativamente la ecología de esta parte del mundo, por consiguiente han provocado reacciones en la cultura y organización de las comunidades zapotecas originarias; como es el caso del municipio de San Juan Guelavía, (San Juan Gueel o San Juani Seed.)

    Si bien es cierto que este deterioro ecológico coincide con un proceso similar que tiene lugar a escala planetaria, se observa que este se agudiza en zonas de asentamiento de población aborigen, como es el caso de los zapotecos, asentados en este valle.

    De manera especifica, nos referimos a que ha sido y esta siendo vulnerado el hábitat original de los zapotecos del Valle de Tlacolula, por lo que como consecuencia han sido trastocadas las estrategias tradicionales honestamente el municipio de Guelavía de manejo ambiental, impactada la tecnología desarrollada a partir de esta racionalidad propia, así como las pautas de organización social que tiene instituidas, como es el tequio y la guelaguesa agrícola, para la apertura, excavación, mantenimiento de acequias, puentes, calicantos, canales, zanjas, manantiales, pozos, caminos, etc., en general el manejo tradicional del medio ambiente, pero sobre todo a las estructuras simbólicas relacionadas con el espacio, el territorio y el nicho originario.

    Los zapotecos de San Juan Guelavía se enfrentan hoy de manera directa, como en ningún otro tiempo, a la expansión e intensificación de las relaciones capitalistas en su territorio, por encontrarse los mismos en una zona preferencial y propicia para el desarrollo de este.
    Se podría pensar que la crisis económica sobre todo del campo que el país ha padecido en las últimas décadas, pudiera haber inhibido esta presencia empresarial de corte capitalista, y con ello reducir también el impacto ambiental, sin embargo no ha sido así, esta tendencia perdura, se consolida y adquiere sentido global

    Algunos rasgos de esta expansión e intensificación de las relaciones capitalistas a que nos referimos, se pueden apreciar en el incremento en el numero, tamaño y desarrollo de las empresas locales, nacionales y transnacionales ubicadas en el área, ya sea en el renglón industrial, agropecuario, así como de servicios, dentro de las propias comunidades zapotecas.

    Por otro lado, se registra una proletarización masiva del sector campesino zapoteco, una parte de la cual es empleada aquí en los Valles Centrales, y otra se desplaza hacia polos de atracción de mano de obra en los estados del centro y del norte de la república y hacia los Estados Unidos de Norteamérica.

    Este flujo migratorio hacia el exterior se ve intensificado a partir de los 80´s y como evidencia del proceso de mundialización de la economía, que busca una mano de obra madura, resistente, barata, sin prestaciones de ley, en algunos casos calificada y escolarizada, sin erogar ningún costo para su formación y crecimiento; ha provocado entre otros fenómenos, el abandono del campo local, ocasionado un grave desequilibrio en el sistema de abasto de alimentos que han sido tradicionales en la mesa del campesino zapoteco, como es el caso del maíz, fríjol, calabaza, garbanzo, tomate, chile, habas y otras hortalizas. Para la producción de carne a habido disminución de forrajes como la alfalfa, rastrojo y otros vegetales.

    Desarrollando cada vez mas la dependencia del comercio externo, de fuera de la región y de los productos industrializados; adquiriendo estos productos con los dólares ganados en los Estados Unidos, este fenómeno de abandono del campo ha ocasionado una aceleración de desequilibrio ecológico.

    Un fenómeno contaminante a lo anterior, es la explosión demográfica y la expansión de las ciudades y pueblos de los Valles Centrales, considerando dentro de ellos al municipio de San Juan Guelavía. Esta explosión de las ciudades se da prácticamente mediante una ocupación y posesión agresiva de los territorios y recursos campesinos, (principalmente las fuentes de agua y el suelo), intermediadas por una “gestión o negociación estatal” espuria, con los pueblos campesinos que lo circundan.

    La presencia de estas ciudades (Oaxaca y áreas conurbadas, Tlacolula, Mitla) incide determinantemente en la cultura y en el medio ambiente de los pueblos de asentamiento antiguo, aunque es preciso decirlo, la invasión de este territorio no tiene que ser directa, así tenemos por ejemplo, que la succión de mas de 150 000 m3 de aguas freáticas al día, baja el nivel de los mantos en todo el valle, esta agua sostiene índices climáticos y de humedad favorables para la agricultura y la vida en general, así como para el riego mismo, por lo que al ser sustraída propicia el desequilibrio biótico en esta parte de la tierra.

    Otro ejemplo relevante que podemos mencionar es el que tiene que ver con el desplazamiento de la lengua zapoteca; debido a que en las ciudades y algunos pueblos campesinos del área, y en el contexto nacional la lengua dominante es el castellano, tanto en su forma coloquial, cotidiana, así como el lenguaje sofisticado usado en las universidades y en los medios masivos de comunicación, entre otros factores, es causa por la que la lengua zapoteca ha perdido espacios ante el avance de la ciudad.

    Si tomamos en cuenta que a través del lenguaje hacemos patente, estructuras mentales y conceptuales, idiosincrasias y cosmovisiones o sea conformaciones culturales especificas, en este conflicto lingüístico se esta dando un deterioro, un menosprecio y una devaloracion de la cultura particular y por lo tanto de la persona, en razón de lo general que es el “progreso” y modernización.

    En este contexto podemos decir, que se perciben por lo menos dos lógicas distintas en el uso y aprovechamiento de los recursos medio-ambientales, las estrategias que permean la cultura zapoteco-campesina, de corte tradicional, que privilegia la propiedad social de los bienes, (suelo, agua, madera, arena, canteras, en fin todo lo que comprende el territorio, la naturaleza, el espacio, etc.), su valor de uso en la escala familiar-comunitaria, la atención del plazo largo en el usufructo de los recursos, y el compartimiento de trabajos y beneficios, contrapuesto a la estrategia y lógica de uso y aprovechamiento de corte moderno, capitalista de la cultura europea, esto es el uso en gran escala, inmediatista y con prioridad al valor de cambio redituable y la apropiación individual acumulativa de beneficios.

    Estas estrategias aparecen como antagónicas, por lo que establecen una relación conflictiva sumamente compleja, sobre todo por la situación asimétrica en la que se encuentran los Pueblos Indios frente a la “modernidad”, “la modernización”, “el progreso”, “la civilización”,”el desarrollo”, “la ciencia positiva”, “la razón” y lo “urbano”; en esta situación desfavorable, los zapotecos desde su condición como tales, cambian, se adaptan, resisten, negocian, deliberan, simulan, bajo las nuevas condiciones socio-ambientales y políticas, en momentos resignificando costumbres, sincretizando pautas culturales, inventando y apropiándose de nuevas soluciones que les permiten sostener su identidad como zapotecos. Esto es que cambian para seguir siendo zapotecos.

    Hay varios elementos que en este momento pueden favorecer a esa voluntad colectiva, deliberada de buscar seguir siendo zapoteca (bëni dilli zaa), esto es a traves de desempeñarse bajo una estrategia de sobre vivencia, y que puede leerse como el ejercicio generacional secular, intermediado por la memoria colectiva y los ancestros, la puesta en practica de este recurso ideológico como zapotecos, es lo que ha propiciado el surgimiento del múltiples mecanismos y habilidades defensivos.

    Como consecuencia la construcción de la moderna sociedad y cultura zapoteca se ha dado por motivación interna, aunque estimulada por acicates externos, o sea que hasta hoy todavía no ha perdido esa cohesión y adherencia interna, lo qu supone todavía la existencia de una fuerza aglutinadora sembrada en lo que se ha dado en llamar la costumbre, Guelavía es todavía un pueblo de costumbre y tradición.

    Tiene que ver con lo anterior que esta resistencia se ha dado desde su nicho original, el asiento ancestral del pueblo zapoteco, por lo tanto pueden darse cuenta de los cambios y testimoniar su transformación. La construcción de su sociedad se esta dando entonces por aproximaciones sucesivas sostenidas y deliberadas, respaldos en siglos de observación, practica y sistematización de sus conocimientos, a tono con sus condiciones ambientales, socio-políticas y culturales externas. Contrariamente al caso de los zapotecos que han emigrado en masa hacia las ciudades del interior del país o bien a los Estados Unidos; desplazamientos que se intensificaron y se mantienen en ascenso sostenido a partir de los 70´s, que se encuentran, a pesar de todo, en desventaja de defender su identidad zapoteca fuera de su nicho ecológico, respecto de los que se quedaron, que siguen resistiendo desde sus bases comunitarias, tal es el caso de nuestro pueblo San Juan Guelavía.

    Un elemento que ayuda en esta lucha de los Pueblos por sostenerse, es una corriente de opinión mundial, que va en el sentido de buscar en las culturas alternas, tecnologías más suaves, más adecuadas y respetuosas de la naturaleza, esto es, el movimiento ecologista, que adquiere dimensiones globales y la tendencia hacia la sustentabilidad.

    Aunado a lo anterior, tratamos de establecer rasgos que permiten mirar el municipio como una unidad, que permitiera cierto manejo coherente del ámbito de estudio, entre ellos destacan las características físico-geográficas, las pautas culturales que le dan carácter unitario, como es el uso de la lengua zapoteca, el sistema de fiestas, ligadas al calendario agrícola. Pero lo mas destacado entre estos rasgos de identidad, son los procedimientos de aprovechamiento medio-ambiental que denotan un alto grado de semejanza y unidad.

    En los diferentes niveles, tanto en intensidad, la organización social estructurada en torno al aprovechamiento ambiental, la diversificación de cultivos, así como en producción agrícola y artesanal. Ligada a lo anterior la construcción cosmogónico-simbólica relacionada con el territorio-espacio-medio ambiente, que tiene que ver en el nombramiento de los parajes (toponimia), los rituales propiciatorios y las ofrendas, los sitios de petición de salud, del agua, de buena cosecha; la liturgia y sus componentes, las ideas que existen sobre los astros y las relaciones entre lo material y lo no visible; y de que manera estos elementos inciden en la tecnología y el uso del entorno material.

    En el censo del año 2000, es de observarse la cantidad de Unidades Domesticas Campesinas dedicadas a la ganadería de pastoreo, tanto mayor como menor que se ubica en 107 unidades, lo que nos hace pensar que estos atajos, aprovechan los agostaderos tanto de lomerío como aluvial, y cuyo destino es el aprovechamiento de los esquilmos que quedan en el campo después de la cosecha. Y aprovechan los pastizales ubicados en las áreas de inundación. O también utilizan los terrenos agostados que se han dejado de cultivar.

    Tiene que ver con este proceso el hecho de que el numero de cabezas de bovinos ha aumentado a 792, los cuales están mas orientados a la obtención de carne y la cantidad de ovinos también se ha incrementado a 1043 cabezas, y que esta habiendo en proceso de sustitución de ovinos de lana a ovinos de raza pelibuey, esto es exclusivamente para obtención de carne, debido a que la lana ha sido sustituida por sintéticos o bien que ya se trae hilado de Puebla.